El Presentacional Lingüístico
por Abdel Hernández San Juan
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Confines del Estrato
El presente ensayo será aquel en cuyo cuerpo escritural y en
sus despejes desenvuelva, a la vez como su propio horizonte, su tema,
y como modo de referencia, las forma en que en ambos sentidos—hermeneuticamente
despejados—científico y estético-literario, —esos
horizontes los he desenvuelto y han trabajado, esto que en el concepto
mismo que defino como confines del estrato, supone aquello que va
presentándose no de una sola vez y en una sola forma a la presencia,
a la superficie, sino gradualmente y según una relación
de correspondencia entre despejes, conceptos, términos, creaciones
que a lo largo de su escritura, la escritura que en este libro ha
sido para mi una fascinante a la vez composición y creación,
el lector podrá disfrutar a su propio modo. Se tambien, que
la comunicación de esta originalidad e innovaciones, conforma
una certitud dentro de lo que llamamos la alta teoría dura
en la actualidad, mis coetáneos, Derrida, Habermas, Faubiam,
Tyler. En nuestro campo, para el bien de nuestro amor al conocimiento,
las obras científicas que conforman despejes imprescindibles
las reconocemos con senciléz sin los egoísmos propios
al arte. El estrato –despejado como la forma de esta gradualidad
hermeneutica-,será así la figura científica a
cuyos confines dejaré abierta esta certitud.
Si hubiere uno o unos confines para el estrato este breve ensayo –en
sí mismo y en lo que le relaciona a este librito, El Presentacional
Lingúistico--, en lo que él mismo sugiere respecto al
movimiento que los restantes ensayos ofrecen desde si mismos a este
librito en su totalidad--, estaría consagrado a escribir esos
confines, a definir el lenguaje donde en los esterlores de esos confines
el estrato se dejare no ya sólo escribir—si acaso el
estrato mismo como figura fuere algo escribible—acaso antes
bien estimaría más preciso no ya la idea de una escritura
sobre y del estrato en sus confines sino antes bien la posibilidad
misma de dar lenguaje respecto a eso que podemos entender como estrato.
Mas allá de la ilusión estratigráfica según
la cual las imágenes del estrato se presentan como espacios
de profundidad, entenderemos el estrato como lo que en sí mismo
no se presenta de una vez y en una sola forma a la superficie, sino
que se encuentra, por decirlo en algun modo, estratificado, es decir,
que supone una serie de sentidos los cuales se irán presentando,
llegando a la presencia, y al lenguaje, estratificadamente, es decir
por niveles de explicitación sucesivos, capaz que se moverán
desde unos planos de explicitación los cuales se encontrarían
en la superficie, hacia otros menos explícitos, y los cuales
se irían correspondiendo a la presencia, fenoménicamente,
en forma gradual.
Esta gradualidad del estrato, de lo que está estratificado,
y de lo que por lo mismo se iría presentado según el
lenguaje progresivamente, no sería, sin embargo, la de un movimiento
el cual según alguna inmanencia que le fuera ella misma consustancial
al estrato en sí mismo, iría ella misma apareciendo,
sino que se trata más bien de un proceso de puesta en forma
y lenguaje el cual por si mismo—relacionado al ensayo y la escritura,
al trabajo mismo de merodeo y vaivén de la exegesis—iría,
si se quiere, dando con distintos momentos, aspectos, niveles, diríamos
por último, distintas cápaz de esa presencia estratificada,
de esa latencia, si pudiéramos decirle así, que se dejaría
escribir y la cual estaría en cierto modo expresada en esos
diferentes planos, pero que el lenguaje irá presentando sólo
poco a poco. El ensayo sería así el mismo aquel en cuya
escritura respecto a la totalidad de este libro como obra, tendrían
lugar ambas cosas, de un lado, la puesta en el lenguaje de esa imagen
del estrato respecto al cual versará como ensayo, su tema,
su horizonte, teorizar el estrato, mientras se ofrecería también
a sí mismo, en su propia conceptualidad experimental, como
la demostración, a la vez filosófica y formal, escritural
y fenoménica, de ese modo de densenvolverse el estrato que
hermenéuticamente explicitan las formas de desenvolverse el
espesor y la riqueza, tanto en su caudal conceptual y filosófico
como literario, escritural y estilístico, esa gradualidad que
he definido como lo que no se presenta de una sola vez y en una sola
forma, sino en modos disímiles, versátiles.
Ocurriría así que mientras escribiría sobre el
estrato muy a pesar suyo ocurrían en el cuerpo del ensayo dos
cosas, de un lado, escribiría el estrato, le volveria escritura,
aunque esta escritura no fuera ella misma más que una sobre
la evenencialidad de esa forma suigeneris de lo que se presenta no
en una forma o de una vez, sino estratificado, mientras por otro lado,
ocurriría que en el filosofar mismo sobre aquel, la filosofía
de esa ontología, esa ontología filosofíca del
estrato debería ella misma estratificarse llegándole
así el estrato a la filosofía, presentándosele
a esta en su propio lenguaje, teniendo lugar a través suyo,
es decir, presentándosele al ensayo, a este ensayo, en su desarrollo
conceptual tanto como en su retorica. Cuando decimos que algo no tiene
lenguaje, de hecho, que no le hemos dado lenguaje, que hacemos sino
omitir la realidad de que no ha existido nunca alguna forma que no
haya tenido o a la que no le hayamos dado algún lenguaje?.
Y este será el asunto decisivo que defino para una filosofía
y una crítica que respecto a los sentidos y significados contemple
la comprensión del estrato, de su carácter estratificado
y su conciencia critica; una filosofía que deberá ser
ella misma antropológica y etnográfica en este sentido
que he definido como filosofía y crítica de lenguaje.
Por el efecto de una omisión que hacemos sino definir para
la escritura, para ese dar lenguaje en la escritura, esas áreas
si se quiere tubias, que en cierto modo podríamos precisar
como difusas, opaces, en las que sabemos ha existido algún
lenguaje, cierta gramática, alguna taxonomía, cierta
rugosidad, cierto ordenamiento, pero que sabemos resultan en si mismas
inagotables?
Y ciertamente, bien sea que hablemos de un fenómeno estético,
literario, artístico, de la cultura material y simbólica,
sea que hablemos de relaciones intersubjetivas, cuando hablamos a
una persona sobre sus procesos bien sean estos creativos o intelectuales,
una amistad o la pareja con que buscamos compenetración sobre
temas que pueden respectar a la vida interior o íntima de esa
persona, o a la relación, estas requieren lenguaje?. Por eso
cuando uno desarrolla una hermeneusis, una crítica de lenguaje,
si esta es como mi propia critica no sólo filosófica
sino también de lenguaje y sobre el lenguaje como performance,
esta puede poner en el lenguaje, dar lenguaje, traer al lenguaje suscitando
asentimiento en esos lectores, así mismo es, así lo
siento, corrobora mi acertijo. No se trata pues tanto de un lenguaje
el cual fue luego borrado donde lo que se borra viene a participar
también como otra forma de la escritura.
Como en los jeroglifos, donde ha sido el tiempo físico de siglos
y milenios el que ha sustraído presencia a esa imagen y escritura
que vemos, se trata de algo a que no podemos llegarle sino desempolvando,
averiguando como habría sido, inferimos de los fragmentos que
vemos el cómo habría sido de esa forma insinuada sin
poder reconstruirla en sus modos originarios. Sabemos que nunca damos
con lo que fue, acaso siempre toda forma de escritura en este dar
lenguaje –como en la lectura del jeroglifo--no fue acaso sino
toda vez otro modo de inferir el cómo se habría dado
de unos determinados fragmentos?, por el efecto utópico de
una siempre hipótesis inducida en lo hayado?. Y es así
que podemos escribir según el habría sido, el cómo
habría sido donde no damos nunca sino con el principio mismo
de la invensión y la producción del sujeto y de las
culturas, de las civilizaciones incluso, de los lenguajes.
De modo que decimos que algo no tiene lenguaje como un modo de referir
el hecho de que no lo haya tenido, sino para decir simplemente que
a su respecto la crítica puede ser abundante e incluso inagotable,
que puede requerir siempre más lenguaje, uno que nunca le agote
ni clausure.
Traer al lenguaje en la escritura es así no una actividad fluctuante
como pueden serlo el excedente o la plusvalía en la economía,
no tanto una actividad expuesta a cierta homeóstasis pero variable,
como puede serlo el mercado de valores cuya fluctuación esta
provista de cierta azarocidad como en la termodinámica, calculable
según probabilidades, no se corresponde con los principios
del juego y la apuesta en cuyos viajes las derivas son intervalos
esperados con un margen de variación estimado, sino antes bien
una actividad crítica, la critica misma en la escritura como
actividad, en la que suponemos ciertos temas, tópicos, asuntos,
variables las cuales deben ser despejadas.
Cuando a través de la crítica, la escritura y el lenguaje
se presentan no es suficiente nombrar las cosas porque sabemos bien
que puede no ocurrir nada en el nombrarlas como cuando una persona
no sabe explicarse o no encuentra las palabras y dice, no tengo palabras
y decimos hablemos, démosle lenguaje a eso. Cuando decimos
lenguaje en este sentido en que entiendo y practico la crítica
no decimos que este lenguaje al que vamos a traer o que vamos a crear
sea el único posible, y esto es importante, decimos simplemente
que aunque sea sólo una más entre las alternativas,
aunque las nuestras resulten incluso sólo una más, si
ha habido lenguaje en la crítica esta no habrá ocurrido
en vano. Crece el crítico que escribe, crecen los lectores
todos, como crecen los hablantes cuando un tema es profundizado o
como crece la pareja cuando un asunto es profundizado. La crítica
debe ser así removedora del estrato y los estratos, ella debe
moverlos de donde estaban y darles otro orden, debe ser introspectiva,
hacer hacia la comunicación el mismo viaje que hace la introspección,
llevar un asunto a un determinado lenguaje y luego traerlo hacia esa
introspección a ver como ese lenguaje trabaja y en qué
otros modos puede esta iluminar y mover en sentidos provechosos, productivos
y clarificadores hacia nuevos confines articuladores, mostrar, además,
en el mover de esos estratos, la forma en que determinados lenguajes
mueven las cosas en un modo, mientras otros las mueven en otros, y
saber reconocer que no en balde unos lenguaje facilitan trabajar moviendo
y clarificando los asuntos en unas direcciones dadas, para las cuales
otros modos de lenguaje no ofrecen alternativas, mientras esos otros
pueden ofrecerlas para clarificar asuntos distintos.
Porque el lenguaje se ofrece como forma de conciencia y autoconciencia
aunque su arribo a esos determinados tópicos sólo fuere
provisorio, hipotético, experimental, creativo, ese viaje otro
hacia la introspección es el que ofrece a cada lenguaje su
espesor, su riqueza, su grano, y es el que facilita que los lectores
encuentren que algo ha sido profundizado. La crítica debe así
profundizar una forma, aunque esta profundidad no ocurra sino en la
superficie quedando así ambos el escritor y los lectores con
nuevos lenguajes con los cuales puedan hacer algo, hacia si mismos
o hacia su comunicación con los otros, debe ofrecer una forma
en la que las cosas sean vistas o puedan ser vistas en un nuevo modo,
desde esa óptica, debe, claro, mover la luz y el estrato, los
estratos, lo cual significa que en ese poner en el lenguaje despejamos
variables. Puede ser una más pero si ha sido una crítica
de lenguaje nunca habrá estado en vano, una vez que ella tuvo
lugar, ciertos asuntos que estaban difusos tomaron algún lenguaje
aunque este fuere provisorio, hipotético, experimental, resituó,
movió variables, preciso certezas, proveyó razones,
sugirió vías, restituyó alternativas, deconstruyó
prejuicios o supuestos, mostró alternativas que trabajan. Establezco
así en mis ensayos filosóficos tanto como en los críticos
una relación directa al cómo habría sido—es
decir, el carácter experimental de esa crítica—y
la producción en ambos sentidos, la producción de escritura
y la de sentidos.
No se trata tanto para mi de preguntar cómo es, porque cómo
es y cómo ha sido lo sabemos, estamos de hecho atiborrados
de cómo es y ha sido, sino mejor de cómo habría
sido, o habría podido ser, en este modo tenemos más
que decir en nuestra humilde condición como escritores. El
habría sido se refiere así no a lo que fue y pudo haber
sido, no es por lo tanto el habría sido de lo que quisimos
y no pudo ser. No es el habría sido de algo no obtenido u obtenido
en otra forma, sino el habría sido de una equidistancia, ese
que requerimos para decir en el lenguaje algo respecto a una cosa
que se encuentra ella misma por así decirlo entre lo que se
ha presentado en un cierto modo y lo que debe ser despejado, es el
habría sido de la inagotabilidad de la hermeneusis, de la producción
de sentidos.
De este modo, la primera forma si se quiere superficial del estrato
es aquella según la cual debemos poner en relación un
cuerpo dado de significados provisorios, hipotéticos, los cuales
deben relacionarse con algún acerbo de vivencias o experiencias,
que pueden ser, bien los del lector, cuando se trata de un ensayo
como este, una obra filosófica, literaria, de exegesis, una
hermenéutica escritural generadora de sentidos y significados
como esta, o puede remitir también a un determinado cuerpo
de acertijos, merodeos, interpretaciones y enunciaciones. Para referirlo
así con más precisión y en alusión directa
a experiencias que he tenido la oportunidad de vivir. No se presenta
igual la pregunta por el estrato cuando un ensayo que he escrito es
publicado y leído por un lector desconocido, que para uno que
conocemos. Los dos tipos de lectores resultantes, sin embargo, son
necesarios y fascinantes. Esta variabilidad en que se presenta el
estrato, se desenvuelve así según sea el tipo de lectores
y auditóriums a los cuales estos se dirigen. Como recientemente
he afirmado, no es lo mismo exponer un set de images de cinema en
una pared en un museo de bellas artes donde usualmente se exponen
multimedias que en un festival de video y no es lo mismo porque los
diferentes auditóriums suponen la institucionalización
previa de modos de la recepción que no son los mismos, o que
están institucionalizados con sus propios acerbos de institucionalidad
inscrita, supuestos sobre la imagen, prejuicios sobre la interpretación,
supuestos sobre la técnica disímilmente secularizados
en las diferentes artes.
Con más razón, mientras más relacionado está
un material intelectual y teórico dado a una experiencia intersubjetiva,
un material por ejemplo en que teorizo y discuto elementos del proceso
creativo, más complejo e interesante se torna precisamente
la relación al estrato. En sucesivas ocasiones he afirmado
que un alto por ciento del material intelectual en escenas y settings
que suponen procesos vivos, se pierde y que sólo la etnografía
moderna y actual, la nueva etnografía urbana, resultante de
los dominios teóricos que siempre han sido propios a la etnografía,
el preguntar por la forma de la observación, su ética
y su estética, el enfocar los preceptos sobre la forma de la
retorica de ese lenguaje, etc, porque sólo la etnografía
como escritura de campo hace de las formas y del auditórium
y sus diferencias –del lector--, un tema en sí mismo
a ser desarrollado por su relevancia para la forma del material en
si mismo, el estílo, los conceptos, como pregunta al primer
plano precisamente sobre las posibilidades del material de referir
un proceso creativo vivo y sus significados, bien sean estos correlativos
a la persona individual y sus procesos, más que simplemente
como un asunto de conocer al auditórium para lograr con este
una comunicación más o menos efectiva; aunque tambien.
Si es un material que reviste igual significación para auditóriums
disímiles es una conciencia que ha derivado en la multitextualidad
etnográfica de hoy, lo que en la Facultad de Antropología
en Rice University hemos definido en años recientes como políticas
de la recepción (Abdel Hernandez San Juan y George Marcus en
la serie teórica oral Etnografias Después de la Etnografia,
1998), según lo cual unos libros y publicaciones las encaminamos
a unos lectores y otros hacia otros, considerando de hecho en la definición
misma de las obras literarias, en sus resúmenes y sinópsis,
tablas de contenido y sample chapters, en su target incluso como objetivación
de los lectores en el mercado de lectores, en las ferias de libros
académicos de Presses Universities, en los preses y publishers
promocionales y en los comerciales. Me refiero a obras de autor a
publicar las cuales han de considerar la definición de estos
aspectos en el definir de sus propias totalidades literarias, de lo
que han de innovar y aportar, en lo que han de ofrecer como su originalidad,
la etnografía que se hace inclusiva a ese filosofar y a ese
teorizar, a los despejes que con cada obra literaria ofrecemos, desenvolviendo
así en cada libro según los confines en que desenvolvemos
el estrato, la etnografía de sí mismo y sus horizontes
perspectivos, sus lecturas y su alcance, hecho este que diversifica
no sólo libros individuales de cada autor, sino que les define
según sus auditóriums contextualizados y el modo especifico
de promocion para cada libro.
Y todas estas son preguntas que competen y se relacionan directamente
a nuestro concepto del estrato. Entre una cosa y otra, la pregunta
a propósito de la relevancia heurística, explorativa
y experimental que determinados materiales –este libro, por
ejemplo, con su amplio campo de alcance a la ves escritural, filosófico-teorico
y literario, estilístico, reúnen--, u otros relacionados
directamente a los procesos creativos, las vivencias, bien sea por
el valor experimental y exploratorio, o por su relevancia y significado
como material teorico abstracto efectúa despejes nuevos para
horizontes de expectativas hacia esfuerzos empíricos o para
una determinadas crítica de la representación. Pero
cierto es que sólo el teorizar etnográficamente estos
nuestros propios escritos filosóficos, ofrece las diferentes
modalidades que en los géneros pueden relacionar el material
intelectual con procesos vivenciales y creativos vivos, con una relación
de significaciones correlativas de relevancia –respecto a lectores
que le suponemos--, también intersubjetiva, sobre todo desde
aquel ensayo clásico de Clifford Geertz sobre Los Géneros
Confusos y la obvia e inevitable actual refiguración del pensamiento
social.
Allí donde, por sobre el resto de las formas de la hermeneusis,
preponderan aquellas que versan, en tanto un cúmulo dado de
interpretaciones, respecto a una forma que ha sido expuesta a los
significados públicos—una obra de arte, por ejemplo,
o un artefacto dado, cualquier forma de la cultura material o simbólica--,
estimaremos en su escritura, un cúmulo dado provisorio e hipotético
de significaciones—, bien sea que estas se desplieguen en la
forma del vaivén interpretativo, como merodeos alrededor de
una forma o como forma exploratoria–relacionada esta a una experiencia,
una imagen, una serie de pasajes de vida, determinados elementos,
objetos o palabras los cuales han participado en algún modo,
bien sea en el acerbo de experiencias de unos interlocutores dados
y supuestos, o bien en un rango mensurable de acertijos que determinados
interlocutores sienten, experiencian, experimentan o reconocen relacionados
a sus propias corazonadas, intuiciones o acertijos, conforman, en
la anticipación literaria de quienes serán los lectores
de los libros, la primera y mas superficial forma en que se presenta
el estrato a la hermeneusis y en que se le presenta a la escritura
misma.
Puede de hecho tratarse de sentidos estratificados que se corresponden
con el horizonte motivacional de estos cúmulos de significados
provisorios. Allí donde, independientemente de los significados
socialmente tipificados que podemos haber asignado a determinadas
experiencias o prácticas, los interlocutores supuestos en cuestión
encuentran una posición en la cual determinado acerbo de experiencias
les resulta correlativamente relevante cuando leen el libro y dado
que, en última instancia, como razona Hunger Habermas en sus
escritos sobre el enunciado de consenso en la pragmática de
la razón comunicativa, todo enunciado hermenéuticamente
arreglado entre sujetos racionalmente imbuidos de una práctica
en la cual los significados están desde el inicio orientados
al entendimiento racional mutuo, el estrato viene a ser el cúmulo
de significaciones provisorios que adquieren forma en la superficie
del lenguaje.
Aquellas en las cuales y según las cuales estos sujetos se
entienden, correlativa es aquí, por supuesto, no sólo
la pertinencia—como le remitía Alfred Shurtz--, aunque
tambien, sino también la especificidad según la cual
estos interlocutores están supuestos literariamente como lectores
en la escritura según consideraciones de racionalidad comunicativa
cualesquiera que estas sean siempre y cuando contemplen sus propios
modos consensuados de mutuo entendimiento y las normativas de racionalidad
que a estas formas consensuadas de explicitación le son supuestos.
Filosofando el Research de Campo
Comunicación de Cierre a mis Respectivos Correspondientes
La pregunta a propósito de desde dónde debe la filosofía
recibir –salir al encuentro de –desde si misma, las formas
que le ofrecen el movimiento a sus conceptos—ha estado relacionada
y se ha visto movida por despejes y variables que en la filosofía
misma hemos debido preguntar y responder. Nociones que desde los mundos
antiguo y clásico—en que la filosofía encontraba
con Aristóteles, Kant, Hegel, Heiddenger y otros metafísicos—su
idea de continuidad, bien fuere esta—por mediación del
espíritu filosófico—supuesta en sus abstracciones—la
lógica--, (el correlato de validez para todos los tiempos,
la atemporalidad de los aprioris, y la razón, con sus invariantes
para todos los seres cualesquiera que hayan sido sus devenires y mundos
de la vida, o bien fuere esta el telos, con sus supuestos en una idea
de naturaleza humana—el quien con su humanidad—y el espíritu
filosófico —por cuya mediación la idea misma de
continuidad del espíritu hace posible la permanencia; se han
relacionado también, paradójicamente, a rúpturas
con la tradición supuestas en el mundo moderno.
Sin embargo, en la filosofía en el siglo XX hemos tenido que
efectuar el trabajo de ofrecer continuidad metafísica a estas
invariancias de la lógica, de los aprioris de la razón
y del telos—con sus correspondencias para el espíritu
–actualizando así estos a los nuevos imperativos ontológicos.
Dado que no era concebible imaginar una continuidad
que le llegare como por naves extraterrestres desde el espíritu
absoluto filosófico de Aristóteles hasta los devenires
que se presentaban a ese espíritu en los tiempos modernos,
el sólo hecho de abstraer y abstraerse en el espíritu
–en conceptos y nociones--, suponía no ya únicamente
un desde allá, es decir, su desde allá implícito
en el movimiento críptico de la forma del concepto—la
antigüedad—hacia un acá, su correlato—, sino
a la inversa, también un desde la mismidad reciente, hacia
su corroboración en la invariancia, abstrayendo así
la mismidad, y filosofándola. Así, los conceptos recibidos,
una vez reabstraídos desde el nuevo ontos, y devueltos al movimiento
del espíritu filosófico—creaban bastantes más
preguntas que las que podían haberse supuesto. La ontología,
que debía filosofar el en sí del sí mismo, de
la cosa, o del ser, y de su inmanencia para filosofando el ontos,
comunicarlo en los conceptos abstraídos con la invariancia
de la lógica y el espíritu, no pudo hacer su trabajo
sola. De un lado, entre el espíritu más todo lo que
en la invariancia le corresponde, y la materia, y entre una y otra,
el ser, la ontología, como Filosofía del sí mismo,
no puede comunicar la metafísica de la mismidad del espíritu,
el ser y la coseidad sin que deba ella misma modificarse.
Cuando la filosofía percibe esto, no ya sólo como una
cosa que debe filosofar desde la lógica, sino que debe ella
misma discernir para si, se producen en la filosofía varias
movidas que la diversifican y pluralizan. Los movimientos de la ontología
resultan así, de un lado, en la fenomenología, el modo
en que la ontología, otrora momento de la filosofía,
deviene ella misma filosofía, siendo así, desde su surgimiento
—Hurssel, Hume y Bergson—la forma en que la ontología
discierne ambas cosas, la mismidad de la coseidad –del presentarse
de la materia—y la mismidad del presentarse del espíritu,
en su fenoménico. La relación entre la Filosofía
del espíritu y la fenomenología la había discernido
Hegel en su lógica y en su estética, pero la fenomenología
de Hegel no se había adentrado en la ontología.
La fenomenología es así, independizada, y vuelta ella
misma una forma filosófica, aquella a través de la cual
la ontología se vuelve una filosofía, deviene así,
de un lado, en un tipo de –en tanto propiamente una forma del
filosofar abstracto—empiricismo, el cual, sin embargo, no es
propiamente empírico. Con este ensayo estoy, de hecho definiendo,
proponiendo y ofreciendo, experimentalmente, las alternativas innovadoras
según las cuales podemos filosofar y desenvolver estos merodeos—eso
que defino como el vaivén de la forma filosófica—y
del espíritu en el concepto—en una forma que puedan discernirle
a esta ontología filosófica otra, por un lado, en la
mismidad del espíritu, el progreso, el desarrollo, la modernización,
por otro, en la forma, la tecnología, la reproducción,
la comunicación, y por otro, en el ser, los mundos de la ciencia,
del arte, de la vida cotidiana y, en definitiva, la secularización,
esa que le viene dada a la modernidad a través de las instituciones
de la reproducción, la religión, y, finalmente, en la
mismidad de la coseidad—la diversificación de la materia
y su mismidad, la ontología; que incluye la materialidad, la
imagen y los géneros.
Estos fenómenos incidieron directamente en la diversificación
de la ontología. Por ejemplo, el positivismo lógico,
es la forma de la Filosofía que en los albores del siglo XX
se resiste a la ontología llegando a negarla. La nueva Filosofía
científica de hoy, no puede ser una ontología, este
es el punto en que se para la lógica cuando dice, la lógica
no va para allá. Filosofía científica es Filosofía
sin ontología. Uno de los más significativos e influyentes
filósofos desde la antigüedad, Witthenstein, surge de
este despeje. Moviendo cualquier pregunta sobre la ontología
hacia la teoría del conocimiento, el lenguaje y el performance,
la ontología desaparece en él conocimiento, diluyéndose
en una epistemología. A diferencia de la fenomenologia, esta
no es una Filosofía empírica. Sabemos que el principal
despeje en Witthenstein es aquel entre el conocimiento científico
y el ordinario, no para renegar uno por el otro, sino para precisar
que son distintos y entre uno y el otro poner a trabajar la Filosofía
como una forma entre el filosofar sistémico y aquel otro práctico.
Tampoco para objetar uno con el otro, sino para abrir en sus relaciones,
la forma que vendrá a adquirir la nueva Filosofía. Así,
su asunto no es entonces el en sí o el si mismo del espíritu
absoluto, o la invariancia del espíritu y su continuidad abstraído
en el concepto, la mismidad de la cosa y su inmanencia, menos aun
su fenomenología, si el conocimiento científico y el
ordinario se retroalimentan en el mismo escritor, en el research,
el conocimiento científico debe ser una filosofía del
campo y la performance. Witthenstein es así, desde mi posición
como filosofo, pensador y teórico, el primer teórico
del campo y la performance. De ahí las investigaciones filosóficas
de Witthenstein y la idea misma de presentar la Filosofía como
una investigación; una forma de la investigación. En
vez de una materia en el otro lado del espíritu, lo que hay
aquí es un intercambio que incluye el intercambio de materia,
--la materia es un objeto del intercambio--, el intercambio de materias
y el intercambio de ambas cosas representaciones de la materia y formas
materiales de las representaciones. Por lo mismo en Witthenstein suponemos
una desustancialización de la Filosofía. Si la ontología
era el momento en que la Filosofía se ocupaba de la inmanencia,
la Filosofía no ontológica debe ser ella misma una Filosofía
que desustancialice la inmanencia.
Materia sin sustancia, por lo mismo, es entera desmaterialización,
lo cual no es lo mismo que inmaterialización. La materia es
sólo un objeto del intercambio que comienza en el lenguaje;
el lenguaje mismo no es sino la primera forma de intercambio de la
materia; intercambio simbólico, además. La segunda gran
negación de la ontología en el siglo XX es el vaciamiento
que inicia la lingüística estructural de Ferdinand de
Saussure, la cual desustancializa el significante diferenciando a
la lengua y al lenguaje, a la lengua y al habla, a la forma acústica
y a la gráfica. Así, la invariancia del espíritu
es aquí la lengua misma en todas sus formas desde la antigüedad,
y no otra cosa, sus modos de efectuación son el significante
y el significado.
Pero la teoría de Saussure, que inicia la lingüística
y la semiótica, no es en sí una Filosofía, sino
una lingüística, correlato de cientificidad para el resto
de las humanidades a lo largo del siglo XX. Mientras Wittthenstein
no va para allá, el lenguaje deviene y se presenta de varias
otras formas para la ontología. Sin embargo, la ontología
también puede devenir filosofía si respecto al lenguaje
recibe de la filosofía de la naturaleza, (relación naturaleza-lenguaje),
y de la Filosofía sobre la naturaleza del lenguaje, los elementos
para su filosofar la inmanencia. Este trabajo, sin embargo, no puede
ser hecho sin el vaciamiento Saussureano que supone una devolución
de la desustancialización al principio natural de la desmaterialización,
o lo que es lo mismo un restablecimiento—vaciada la relación
de inmanencia entre sustancia, lenguaje y significados—entre
las formas del espíritu, las formas de la naturaleza y las
formas del lenguaje.
Dos filósofos van a hacer este trabajo en el siglo XX, uno
va a comunicar a Hegel –Filosofía del espíritu—y
a Heiddenger, Filosofía del ser, según la relación
entre naturaleza y lenguaje, que es Derrida. El trabajo que hace Derrida,
--sus obras filosóficas--, para la Filosofía toda desde
la antigüedad—no es tanto—en mi posición y
consideración, el de una deconstrucción--, relacionada
en Derrida a una Filosofía crítica, me referiré
a ello en otro capitulo, sino el de comunicar y poner a andar en las
condiciones actuales la filosofía del espíritu. En su
gramatología—y su relación con la escritura, en
su colosal y genial comunicación, comunica así el espiritu
y al ser, y ofrece la filosofia que puede hablar esa otra relación
entre un ontos desustancializado --reencontrado en la relación
entre lenguaje y naturaleza, y la gramatología. Los efectos
resultantes son de retribución.
Para que la Filosofía del espíritu, del ser y la ontología,
puedan filosofarse juntas, la lógica y la ontología
deben retribuirse una a otra, y esta retribución es posible
en la gramatología. La Filosofía de Jacques Derrida
en lo que a su abundancia se refiere, aquello en lo que hecha a moverse
a la Filosofía misma es en el desarrollo e imaginación
de esas otras formas de la retribución. El otro filosofo moderno
que llega hasta aquí es Habermas quien muestra filosóficamente
que ese trabajo es un trabajo de comunicación. Abundando todo
lo necesario para filosofar el enunciado, los hablantes, el entendimiento,
la explicitación, la legibilidad, intra e intercientifica y
la racionalidad, científica, comunicativa, intersubjetiva,
Habermas desenvuelve las formas en que, siendo un trabajo de comunicación,
el espíritu filosófico y de la Filosofía toda
continúa relacionando las demás formas, aunque estas
se encuentren ellas mismas secularizadas.
Habermas ofrece así el desenvolvimiento filosófico de
esta comunicación en el espíritu y la razón también
para la Filosofía del arte. Desde la Filosofía de las
ciencias y de las formas de la racionalidad, su más original
despeje es el de una Filosofía de la praxis vital. Al incluir
las posibilidades de la Filosofía de comunicarse en la Filosofía
de la praxis vital, desenvuelve los modos en que el espíritu
filosófico puede moverse sin dicotomías entre ontología
y Filosofía de la praxis vital, que otrora el positivismo lógico
contraponía entre una lógica de la práctica versus
una espitemología; contrarierdad desde la cual no podía
trabajar la Filosofía del espíritu. En la Filosofía
del arte y la praxis vital, Habermas ofrece las formas de la racionalidad
en que puede trabajar la ontología como filosofía de
la praxis vital restableciendo ese lenguaje como una comunicación.
Sin embargo, mientras el principio de la relación entre naturaleza
y lenguaje en Derrida ofrece en su gramatologia la relación
entre lógica y ontología como una de retribución,
Habermas comunica el positivismo lógico y la Filosofía
del lenguaje, con la hermeneutica, deviniendo en el restablecer de
un filosofar que es vital versus transparente-no transparente. Aunque
contrapuesta a la historia del arte y por lo mismo a la historia social
del arte, Frankford fue la escuela dialéctica, posthegeliana
y postmarxista –Adorno, Hoikemer, Walter Benjamin, Lucash, Helbert
Marcuse, que ofreció una estética en la Filosofía,
lo hizo, sin embargo, como Filosofía crítica y, por
lo mismo, como forma romatica y social de la Filosofía.
Frente a ello, Derrida comunica la fenomenología del espiritu
de Hegel con la lingüística y la semiología, distanciandose
desde el lenguaje. La Escuela de Francfort, por el contrario, se empapa
de sociedad. Por otro lado, la escuela de Frankford—supone una
idea de Filosofía del ser y metafísica en la que, para
que el ser pueda hablar algún lenguaje, para que la Filosofía
pueda hablar el lenguaje del arte y el espíritu, omite que
el lenguaje está allí.
Como si no estuviera allí el lenguaje resulta en Francfort
indiscutido, --incluso en Benjamin--, el cual se trae consigo, y en
esas omisiones, toda la vorágine que envuelve a ese lenguaje
que si está allí. Sin fenomenología, la ontología
no puede trabajar científicamente, ni trabajarlo con una distancia
hermeneutica que sea a la vez proliferadora y participativa, pero
científica. Para allá en los tiempos modernos la Filosofía
no va de cualquier modo, es lo implícito en Derrida quien en
su lugar propone restablecer la Filosofía crítica primera,
anterior. Habermas viene de Francfort sin ser considerado por muchos
de la escuela de Francfort. El concepto Habermasiano que hace esta
comunicación es el de praxis vital. Las objeciones marxistas
hacia el posmarxismo hegeliano de Frankfurt abundan, sobre todo desde
el estructuralismo postmarxista.
Sin embargo, paradójicamente, --Habermas es el único
que ofrece una comunicación--, a pesar de la distancia que
se le percibe hacia el marxismo hegeliano de Francfort, que sigue
siendo la única escuela crítica con una teoría
para los fenómenos estéticos, donde se comunican en
la Filosofía la dialéctica, la crítica del fetichismo
y la mercancía como elementos marxistas. Ahora bien, si la
relación entre la invariancia del espíritu en el concepto
abstraído como concepto recibido y el concepto devuelto de
haber abstraído una ontología, no puede filosofar en
la ontología si esta, en la relación entre lenguaje
y naturaleza que le comunica en la invariancia, no deviene en gramatología,
como muestra Derrida, entonces la Filosofía de la gramatología
debe hacer este trabajo en torno al hecho natural per se, en sí.
Y este trabajo ha sido hecho en la Filosofía en un solo libro.
Ninguna otra obra filosófica desde la antigüedad de la
Filosofía, incluso, ninguna otra obra de ese mismo autor, hace
ese trabajo y este libro es Las Palabras y las Cosas de Michel Foucault.
La filosofia del espíritu, que en Derrida continúa filosofando
la invariancia del espiritu y el retorno a este de la ontología
abstraida en el concepto, impide esta comunicación directa.
Al estar allí el espiritu abstrado en la invariancia del concepto
y comunicarse directamente en la ontologia, la filosofia de la gramatología
no puede ella misma filosofar el principio natural de la relación
entre lenguaje y naturaleza.
Si no es en la filosofia del espiritu y en la filosofia del espiritu
en la fenomenología donde puede llebarse a término plenamente
esta filosofia de la relación entre la gramatología
y la naturaleza sin la no transparencia entre escritura y oralidad
propensa en Derrida, menos será posible en el nombrar, en cuyo
lugar, siguiendo las formas del despeje entre lengua y habla, significante
y significado Saussuriano, Levi Strauss había querido devolver
la relación entre lenguaje y naturaleza hacia la antropologia
y la cultura. Si en la filosofia del espíritu era posible mantener
la filosofia de la nueva ontología respecto a la invariancia
del concepto a través de la gramatología Derridaria,
por lo menos en Derrida la filosofía del espíritu y
la gramatología mantienen a la fenomenologia en relación
con la Filosofía de la naturaleza, aunque sin transparencia,
y por lo mismo, en la filosofía del lenguaje.
En el nombrar está comunicación será aun menos
transparente. Y esta movida que se mueve fuera de los supuestos del
nombrar, va a conformar la colosal importancia del libro de Michel
Foucault Las Palabras y las Cosas. Había sido Benjamin quien
en el nombrar había desarrollado la comunicación de
esta relación para la Filosofía, pero la Filosofía
de Benjamín sobre la relación entre el lenguaje y la
naturaleza en el nombrar, no podía sino desenvolverse como
una filosofía de la mimesis y la alteridad en la cual desaparece
por completo la posibilidad de una relación directa a la naturaleza.
El lenguaje en Benjamín es un fenómeno mnemotécnico,
cuya única posibilidad de relación al mundo natural
es como imitación a la naturaleza.
Es Foucault quien hace este trabajo de encontrar la naturaleza que
la da su configuración al lenguaje y por lo mismo que le despeja
fuera de una simple mimesis nemotécnica ante el fenómeno
natural directo. Foucault percibe la audacia de Benjamín en
torno al principio mimético, pero saca a la mimesis de esa
relación sobreañadida, en su lugar la arqueología
muestra la otra fenomenología, no importa tanto si la palabra
nombra, importa volver a hacer el viaje hacia la palabra y este viaje
que debe volver a hacerse hacia la palabra es uno desde la naturaleza
misma, en tanto el lenguaje es el mismo naturaleza. Pero la salida
de la gramatología hacia la naturaleza no puede ser ya una
hacia la que se va, sino una en la que se viene. No se trata así
de una relación entre una representación y su reflejo,
una representación y su referente, o su objeto representado-.como
si el lenguaje mismo fuera sólo una imitación del mundo
e incluso una imitación de la naturaleza desde la cual sólo
podría serle a la naturaleza—, sino que es en el lenguaje
mismo en que debemos efectuar el filosofar de este principio natural.
Es Foucault el primero que logra con las palabras y las cosas este
ecologismo definitivo y radical.
Foucault lo que hace en su libro es volver a hacer el viaje hacia
la palabra, le dice a la palabra en su libro que no tuviera un orden,
no le estarían dados ni un eslabonamiento, ni una posibilidad
siquiera articuladora, no podría siquiera tener algo antes
y algo después, no podría estar antecedida por algo,
ni corresponderse a algo. Para llegar en esta Filosofía la
naturaleza toda al lenguaje, la Filosofía tiene que volverse
ella misma enteramente natural y, por lo mismo, en esa ecología
radical, encontrará dificultades respecto a la invariancia
del espíritu, es decir, puede mantener la invariancia de todos
los demás aspectos respecto a la Filosofía antigua,
menos uno, el del espíritu. Derrida es así el único
que en la lógica dice, algo en lo cual también estoy
de acuerdo, al radicalizarse en Foucault la lógica en la gramatología
hacia la naturaleza, la lógica gramatologizada, ecologizada,
no puede mantener la invariancia del espíritu desde la antigüedad.
Derrida dice no, el espíritu sigue ahí.
[ Images of the Book
Desglose de Obras de Artes Plásticas
- List of Plastic Art Works ]
Notes (1)- No quisiera dejar de ofrecer algunas precisiones respecto
a este ensayo El Presentacional Linguistico que titula este pequeño
libro. Filosofar el presentacional y la presentación como la
forma idónea de desarrollar a la ves una filosofía del
media en el mundo desarrollado y en especifico en el mundo anglo de
las altas tecnologías en EUA, el internet, la publicidad y
los libres mercados en el capitalismo, fue por una decisión
filosófica, científica y literaria. De hecho, como sostengo,
la filosofía de la presentación no encuentra en las
formas abstractas del lenguaje un modo mas preciso a sus especificidades
linguisticas, que como se la puede filosofar en las altas tecnologías
de la cibernética y la informativa, el internet y la publicidad
en tanto son precisamente estas formas de la tecnología aquellas
en las que se presentan mas nítidamente las características
recursivas y reiterativas propias a los modos tautológicos
de toda presentación, de toda forma de la presentacionalidad
en el lenguaje, asi como a su ves de la intrínseca relacion
que en este libro desarrollo sobre el media y en especifico sobre
la relacion entre media y tecnología .
Lo anterior, sin embargo, no significa que el presentacional linguistico
y las formas de lenguaje que tienen lugar en la presentacionalidad
como modo linguistico tengan que únicamente discutirse respecto
a como estos estan dados en medias como los webs, los sitios en internet,
el ciber, los productos de belleza en el mercado, la publicidad, los
programas televisivos, el diseño de portadas y contraportadas
de los libros académicos y comerciales, los librero como formas
presentacionales de disponer libros, los catalogos en galerías
o museos de las exposiciones en que discutirmos a la ves que disponemos
en la forma del presentacional nuestros textos sobre las exposiciones,
la moda, los stands, las mercancías, sino que tambien el presentacional
en el lenguaje abarca a todas esas formas de la escenificación
que como las exposiciones mismas de arte, no son sino ellas mimas
tambien presentaciones, ello independientemente de que las presentemos
o no desde una presentación otra, en la cual reiteremos su
presentacionalidad.
Los films, las obras de teatro, todas estas son tambien formas de
la presentación que solo pueden tener lugar en el lenguaje
de acuerdo a como desarrollo en este libro la filosofía de
lo que defino como el presentacional linguistico. Ahora bien, solo
en el desarrollo tecnológico, la presentación a podido
arribar plenamente en forma comoda y amplia, abundante y fluida a
esos modos en los que la presentacionalidad misma como modo de lenguaje
adquiere una coseidad otra, propia, tangible en su materialdad, en
su mediaticidad, no solo en la forma de softweres altamente sofisticados
en los que los programas de autopresentan, se presentan a si mismos
y desenvuelven en modo presentacional todas las formas de su recorrerle
y visitarle a grandes velocidades, sino tambien en la facilidad con
que se desenvuelve en estas tecnologías la presentación,
tanto el ciber como en cualquier otra modalidad de texto-imagen multimedial
hiptertextual, e incluso hoy bastante en su fractalidad tecnológica
y posibilidades creativas y visuales bastante mas amplias.
Sin considerar por lo mismo estos ambientes tecnológicos, las
especificidades linguisticas de la presentacionalidad, —aunque
cuando se trata de formas que sabemos solo encuentran lugar en el
lenguaje como modalidades de la presentación –resultan
altamente imprecisas no solo por sus dificultades para adquirir coseidad
mediatica en formas nítidas en los niveles ambos linguistico
y grafico en que se les pudiere percibir como presentacionalidades,
sino por otras tantas razones. La filosofía de el presentacional
linguistico que defino y desarrollo por lo mismo en este libro es
ella misma una filosofía metatextual idónea y optima
en tanto filosofía de la presentacionalidad en la tecnología
y el media, una filosófia sobre esas formas de los recursivos
linguisticos y de los reiterativos virtuales –linguisticamente
objetivables en los términos en este libro desenvueltos—,
que son propios a toda presentacionalidad--, supone asi la objetivación
de sus procesos y lenguajes.
Asi, aunque una exposicion de arte consista ella misma en una presentación,
lo será en un modo en el cual, cuando preguntemos por ese lenguaje
en que se dispone en la presentación, —esta misma no
ofrecerá los elementos para que podamos discutir esa presentacionalidad
de acuerdo a su coseidad, a su mediaticidad, a su media, en tanto
el lenguaje mismo de lo expuesto movería todo hacia otras preguntas.
La inmediatez de lo que es presentado, el hecho de que esta frente
tuyo sin una forma de la coseidad mediatica y tecnológica otra
que le objetive en su presentacionalidad, hace que se vuelva en el
lenguaje una forma mucho mas imprecisa para la demostración
lingüística. No por gusto las exposiciones son luego vueltas
a presentar por los artistas en sus cd rooms multimedias en formas
en las que el visitante pueda percibir en un modo mas grafico y visual,
– por los modos de recorrer, ir a, moverse por, hacer click
sobre esta imagen, o aquel texto, recorrer este o aquel espacio según
este o aquel mapa----el hecho inconmensurable de que, aunque no se
le perciba en este modo en la inmediatez de su presentación,
estas consisten tambien en formas de la presentación.
Desde la filosofía del lenguaje y la lingüística,
sin embargo, resulta mas fructífero por las delimitaciones
linguisticas y visuales filosofar este asunto en el lenguaje de la
tecnología en tanto la tecnología no consiste ella misma
en otra cosa que una forma altamente desarrollada de los recursivos
linguisticos, supone ella misma es su coseidad y mediaticidad niveles
altamente evolucionados de recursividades linguisticas en las cuales
se dan precisamente estos modos de lo que esta en un lenguaje que
es el lenguaje en que a su ves tiene lugar, y de lo que en el media
de esa lenguaje puede estar según las formas en que esta en
ese lenguaje; virtualidad que solo la tecnología vuelve ella
misma una fenoménica coseificada y visualizada. Como decía
al inicio la presentación se define por el hecho de que en
el lenguaje no solo referimos o denotamos mundos sino que tambien
en el lenguaje simplemente presentamos mundos en relaciones mas inmediataz
y directas de pura presentacionalidad. Con este ensayo y en este libro
permanezco exclusivamente filosofando el lenguaje cuando se da en
su mas completo y puramente nivel de la entera presentacionalidad,
quedando asi como fuera de mis propósitos y objetivos en el
mismo, fuera por lo mismo de sus delimitaciones y os terrenos de la
filosofía del presentacional linguistico que defino, cualesquiera
esas otras formas en las que las preguntas por el lenguaje se mueven
hacia relaciones denotativas, referenciales, connotativas o de cualquier
otro tipo que supongan una relacion entre lenguaje y realidad, bien
sea esta a los niveles cognitivos o en los niveles nominales.
Especificamente desenvuelto hacia la tecnología en su relacion
con el media, la mediaticidad y la forma mediatica de ese media, hacia
las tecnologías del media y de ese media, asi como especificamente
desarrollado en la forma de una filosofía del presentacional
linguistico y de las figuras que pueden desenvolverse en torno a su
fenoménica que desenvuelvo en Teorizando el Media Hoy, El Intersticio,
la Intangibilidad, el estrato y el campo, con este libro me muevo
solo alrededor de y sobre esas formas de lenguaje que permanencen
en las relaciones entre la presentación y la presentacionalidad
como estas se objetivan en la metatextualidad de la filosofía
de el presentacional linguistico y las formas de sus recursivos tecnológicos.
De modo que, bien sea que las preguntas se muevan hacia el concepto
de la performance en ingles, que supone a toda actividad humana entendida
como la performance humana, —la vida cotidiana mismos como performance—o
bien en su contrario se mueven hacia las relaciones dentre el lenguaje
y la designación, la nominalidad, la denotación, la
referencialidad o la connotación, exceden por completo las
delimitaciones de este libro.
No en valde en las ultimas partes de este ensayo hice el esfuerzo
por llevar al lector hacia una serie de ejemplos en la lingüística
de la frase analizando el presentacional en lo que en las artes plásticas
hemos definido como performance, aquello que precisamente he analizado
cuando dije que un performance no consiste sino en una reiteración
de lo mismo, en una forma de presentación de lo que en si mismo
conforma una presentación. Como en el tipo de ejemplos analizados
cuando tengo in libro sobre mi escritorio y le digo a la persona que
tengo a mi lado redundando en la realidad de que el libro esta sobre
la mesa, “Esto que tienes frente tuyo sobre la mesa es un libro”,
o cuando se lo muestro y le digo, “esto que te estoy mostrando
es un libro”, esta frase es, como las discutidas en el ensayo,
rigurosamente, una presentación, un presentaicional, en ella
se presenta un libro que esta sobre la mesa, asi si el libro esta
sobre la mesa intencionalmente el mismo como una obra de arte u objeto
que ha sido dispuesto el mismo como presentación, la frase
lingüística no hace sino reiterar que “el libro
esta sobre la mesa “en la forma de, “estimado espectador
en una galería o museo, esto que esta sobre la mesa es un libro”,
o “esto que le estoy mostrando sobre la mesa, se lo estoy mostrando
sobre la mesa”, “y es un libro que le estoy mostrando
sobre la mesa”, la frase redunda en que ese libro es una presentación,
reitera la escena en la que el libro se encuentra iluminado en un
ambiente sobre esa mesa.
Lo anterior no significa que no podamos ofrecer determinadas visitaciones
fructíferas desde la filosofía de la presentacionalidad
y la fenomenología de sus medias y tecnologías hacia
ciertas modalidades en las que estan presentes relaciones entre mapas
y territorios, o bien relaciones designatorias o nominales de algún
tipo, como de hecho lo hice en mis análisis sobre el arte ecológico
y el arte tierra, entre otras, estas visitaciones, sin embargo, solo
podrán serlo en tanto en las mismas la presentación
adquiera una presencia relevante y quedaran por lo mismo sujetas a
los imperativos de una lingüística de la presentacionalidad
quedando asi el resto de sus riquezas completamente fuera de las delimitaciones
de una filosofía del presentacional linguistico y de un filosofar
la presentacion, por ejemplo, las relaciones que en esas modalidades
puedan darse desde esas formas hacia sus procesos, aunque resulten
interesantes, exceden las delimitaciones de este libro, o cualesquiera
formas movidas hacia sus niveles referenciales, denotativos, connotativos
y nominales, quedan fuera ede las delimitaciones de un filosofar la
presentación como lenguaje requiriendo aquellas otro tipo de
esfuerzos y por lo mismo, otros tipos de libros en que las preguntas
habran de ser efectuadas desde otros lugares de la epistemología.
(2)- El Estrato es aquí el plano sobre el cual se extiende
y se abre, se mueven y se relacionan las formas de esa legibilizacion.
Digamos, por ejemplo, en la razon misma por la cual inclui este ensayo
en este libro, porque el estrato en mis propios terminos. Inicio el
libro con El Presentacional Lingüístico porque considero
que desde la posición del cuerpo, de este mi cuerpo, con el
cual escribo, como en la posición de el cuerpo de cualquier
persona que como yo se relaciona con la tecnología de internet
o con cualesquiera forma en los mercados, la publicidad y el consumo,
la presentacion sera siempre un lugar privilegiado y priorizado. Si
no presentamos, si no disponemos algo en la presentacion, luego no
podemos ni disfrutarlo, ni valernos de ello, ni beneficiarnos de ello.
Siempre, en un nivel relevante, correspondera a la presentacion un
lugar significativo para el cuerpo. Quienes disenan los sitios, los
webs, los portales, quienes disponen los libros en las librerias,
las publicidades de las mercancías en la ciudad, etc.
Sin embargo, cierto es que, cuando simplemente disfrutamos los servicios
de esa tecnología, ese internet, esos webs, esos mostradores,
esos mercados, esas publicidades, esas presentaciones, poco importa
si son presentaciones o no, importaron cuando para estar donde estan
tuvieron que se llevadas a la forma presentacional, pero dejaron de
importar cuando estamos con el control remoto cambiando de canales,
o cuando navegamos por internet, o cuando simplemente sentimos sensualmente
en la ciudad la sensorialidad de ese mundo desplegado. En este sentido,
podriamos muy bien suponer que podriamos relacionarnos al asunto simplemente
desde mi ensayo Teorizando el Media Hoy en tanto aquí el cuerpo
esta en la posición simplemente de la vivencia en la continuidad
de esos servicios como se dan y como les vienen dados a la sensación,
el cibernatura que navega en intenet.
En la relacion entre estas dos formas de relacionarse a un mismo fenómeno,
tenemos un asunto de estrato, como lo tenemos cuando volvemos nuevamente
a relacionarnos al mismo asunto esta ves desde Lo Intangible, o cuando
volvemos nuevamente sobre el asunto esta ves a un nivel puramente
abstracto y de filosofia de las formas en El Intersticio o cuando
una ves que lo hemos visto desde la presentacion, luego desde el media,
el intersticio y lo intangible, cuatro formas que suponen cuatro posiciones
distintas de cuerpo, sensación, fenomenica, disfrute, beneficio,
percepción, respecto a lo mismo, volvemos luego esta ves desde
la espistemologia mas abstracta y cientifica de este libro sobre lo
mismo ahora como un asunto de filosofia de la ciencia en Filosofando
el Campo.
El disenador que elabora una presentacion, el cibernatura, el televidente,
el transeúnte que lee la ciudad, el lector de libros, el consumidor
que consume en internet o en los mercados en la ciudad, el comprador
de mercancías, el espectador de exposiciones de arte, etc.
De modo que, sin necesidad de remitir el estrato a la expresión
o a la subyacencia de la expresión, tenemos el estrato en la
simple relacion entre distintos modos respecto a un mismo fenómeno,
como tambien ocurre entre formas de la literatura. En pocas palabras
y en lo que respecta a mi propia definición de estrato, un
estrato sera siempre la forma en que objetivamos los planos en una
sedimentación dada, lo que hace al estrato, de hecho, propiamente,
es el proceso sedimentario. Estamos aquí como desbrosando o
levantando si se quiere, los distintos planos de un mismo fenómeno,
sus distintos niveles, podriamos decir, las distintas formas en que
podemos objetivarle, estamos, de hecho, haciendo legible su forma
sedimentaria.
A modo de notas quisiera incluir mis agradecimientos individuales
a Vasco Zinetar, agudo fotógrafo venezolano y vicepresidente
de el Museo y a Tahia Rivero extraordinaria curadora y presidenta
del museo por el haberme dedicado entre 1994 y 1996 a desarrollar
el research sobre el tema de el mercado centrando la relación
entre el museo de alto arte y los mercados recogida en forma sintética
en este breve. Gracias a ambos pude revisar colecciones y catálogos
de artes plásticas en varios museos de Caracas alrededor de
la visualidad de los mercados en la pintura desde el siglo XV hasta
la actualidad como me lo propuse, así como contar como curador
en el museo con la posibilidad de visitar los mercados con el apoyo
del mismo así como también, a propósito de mi
estadía como research asociate en el departamento de antropología
de la universidad de rice, ampliar mi motivación hacia el tema
de los mercados hacia la escritura y composición de dos obras
literarias autorales en las que extiendo el asunto desde la teoría
de los mercados hacia las altas tecnologías y los medias en
la era de el internet y la publicidad en el mundo de la sociedad anglosajona
en EUA en la vida cotidiana The Presentational Linguistic y The Untangible
ambos obras literarias de ensayos filosóficos autorales.
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and Ethnometodology in general, Tecnos
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