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Digital Cultures Lab Research

These pages will display research outcomes and ongoing investigations inspired by the 2005 international DIGITAL CULTURES LAB in DANCE TECHNOLOGIES. Click on the number sequence at the bottom.

The workshop outcomes and commentaries are organized in the same sequential manner as the various research workshops and paths created at the Digital Cultures Laboratory. These workshops and paths, with reference bibliographies and 'libraries,' can be found under our main headers:

S T R U C T U R E . O F . W O R K S H O P S

R E F E R E N C E S

R E S E A R C H . L I B R A R Y

Lo Intangible

Abdel Hernández San Juan

 

Abstract

With The Untangible, a book I have composed and created on the basis of my essay on epistemology and aesthetics, I further develop my own thought on our modern high technologies in anglo media society of capitalist free and liberal markets, theorizing sensoriality, phenomena, appearance, causality, media and perception in the northern anglo-american world today, asking how should philosophizing be and work today in our ultra modernized society of fast computers and communication both as a philosophy of science and technology, epistemology, and as a philosophy of late modern society and media, when the question is asked by a thinker and writer as myself who has become a 24 hours cybernaut at the internet age at home and the office. When homogeneity and heterogeneity have turned everything to fusions of technology and spirit, media and our senses of becoming, from computers and multimedialized environments, to the sensuality of our bodies, something new should happen to our writings and theories too, conjunctions of creativity and a new sublime. I begin the book with my essay "Theorizing Media Today," following it with "The Phenomenic" and "The Untangible," next with two more abstract metaempiric and postphenomenological essays of epistemology and aesthetic also inspired by the sensoriality and sensations of the northern technology-media environments, "The Intersticials" and "The Liminals," and finishing it with three final essays on tacit realities out there sush as Artificial Intelligence, Consequences of Technology and The Presentational Linguistic. This ia a very modern book on our cultural currents in which I explore my own original responses and alternatives evolving simultaneously from academy inquiries and urban sensibility. The book goes easy and fresh from within issues and compelling things of relevance to media society in liberal markets and modern capitalism at the age of the internet, science and the contemporary fine arts.


Contents


Preface


Theorizing Media Today

The Phenomenic

The Intangible

Artificial Intelligence

Consequences of Technology

The Presentational Linguistic

Note
Images of the Book

Index

Part 1 Part 2 Part 3

 


Prefacio


En el presente libro que he escrito, compuesto, concebido y creado como una serie de ensayos filosóficos, escribo esa filosofía en que objetivo a mi propio modo y en mis propios términos a la vez científicos y literarios, la cultura y sociedad mediática anglosajona en Estados Unidos de acuerdo a como la he vivido establecido en Houston, Texas en el mundo anglosajón con sus propias características. El librito se conforma así por ocho ensayos filosóficos que corresponden a los años que transcurren entre Diciembre de 1998 y el 2000 tomando como referencia sobre todo mi vida en la ciudad de Houston, aunque también una serie de impresiones a lo largo de mis viajes a ciudades como Oakland, Berkeley, San Francisco, en 1998, Louissiana, New York, Illinois, Chicago y otras ciudades en Texas. El libro no es propiamente una representación, sino el definir, proponer, filosofar y desarrollar esas figuras epistemológicas a través de las cuales considero puede trabajar con versatilidad, amplitud y riqueza una filosofía sobre las altas tecnologías de la comunicación y los mercados en el mundo anglosajón de una sociedad y cultura en la que la presentacionalidad de los lenguajes, publicidad, cultura de servicios, libre mercado, desarrollo e internet, están en el primer plano. No es un libro cuyas objetivaciones puedan ser aplicadas en forma indiscriminada o según generalizaciones, a fenómenos semejantes en otros países y culturas.


Aunque como sabemos, la cultura de la presentacionalidad mediática y relativa a estos fenómenos que he aludido antes, tiende a la homogenización y el parecido en cualesquiera contextos de acuerdo a los llamados fenómenos de la globalización, cierto es que la misma se expresa de modo peculiar y con sus propias especificidades dentro del mundo anglosajón en Estados Unidos. Si este pequeño libro comunica la sensación de poder extenderse a otras realidades, el lector a de conocer que para mi como autor, en el mismo ofrecezco despejes y desenvuelvo objetivaciones que corresponden a estos fenómenos como se expresan en el mundo anglosajón y en Estados Unidos, no atreviéndome así a hacer conjeturas respecto a otros países. El estilo propio en que literariamente desarrollo la conceptualidad y la estética, la cientificidad y la estilística es lo que me significa, entre una filosofía de las ciencias y el lenguaje en que tenemos que tomar en consideración estos fenómenos, y unas formas de la hermenéutica y la estética en cuyos términos también estamos abocados a responder por estos fenómenos. De hecho, desde el momento en que esos fenómenos inciden positivamente en nuestros propios sentidos y acertijos sobre qué hemos entendido por filosofar, cuales han de ser las avenidas para la creación de conocimiento y saber filosófico y teórico en semejante mundo, y cómo pueden trabajar una serie de despejes novedosos para una forma del filosofar estos fenómenos en la era actual, el presentacional Lingüístico, el media hoy, la intangibilidad, la intersticialidad, los confines del estrato en los modos de la hermenéutica y la exégesis, de modo que resulten relevantes en términos de cuales son las preguntas que hemos de hacernos para el filosofar, preguntas que competen también a la escritura.


Desde la década de los noventas y alrededor del cambio de siglo hacia un nuevo milenio, las mutaciones suscitadas en términos de desarrollo, tecnología y medias en todos los ordenes han sido mas decisivas y aceleradas que en todas las décadas anteriores. Los antiguos libros de Marshal sobre los mass medias o las teorías desarrolladas por Daniel Bell no contemplan ni responden preguntas que suponen estos nuevos fenómenos. En Lo Intangible despejo mis propias alternativas actuales y avanzadas. La filosofía sobre la modernidad actual en el capitalismo avanzado no puede dejar de ser sobre si misma y sus derroteros. Cuales despejes requerimos y cuales pueden ser esas alternativas y posibilidades?. Es precisamente esta pregunta, correlativa a ambos fenómenos, lo que he despejado. Desde Helbert Marcuse, nunca antes las condiciones para un filosofar de la modernidad tecnológica fueron también a su vez las de un filosofar de la filosofía.

 


Teorizando el Media Hoy


Una de las imágenes más sobrecogedoras entre aquellas que relacionamos a lo que entendemos por media, tanto respecto a su concepto como a su portador material, su mediaticidad, es la de la simultaneidad receptiva, bien sea que hablemos respecto a medias que consideramos masivos, como la televisión, o de aquellos otros que entendemos relacionados a la informática y la cibernética, el internet y la navegación ciberespacial en casa las 24 horas. Ambas son medias y se ofrecen a la representación por el hecho de que suponen la simultaneidad de un envío definido por una serie de puntos más o menos dispersos, más o menos ordenados, los cuales representan sobre un plano a una multiplicidad de receptores quienes reciben y entre quieren transita y circula a la vez una misma imagen, es decir, relaciones entre textos e imágenes y cierta idea de señal haciendo esta transmisión codificable, así como también el aparato, es decir, ese aparataje y su parafernalia, la máquina misma que en inglés llamamos machine, dispositivo por medio del cual, ese receptor, que en su coseidad objetificada no somos nosotros sino un material, capta aquella señal y la transmite.


Ese receptor es así, antes que la persona que recibe una transmisión, antes que el televidente o el cibernauta, el dispositivo mismo: que no es sino ese aparato, esa machine. Este se presenta y se ofrece a la señal como una primera conceptualidad del receptor a la cual es inclusivo el concepto weberiano de un “tipo ideal”, es decir, la lógica formal abstraída que establece la relación entre un envío y un recibimiento donde el recibidor no tiene que ser otra persona, un destinatario, sino antes esa coseidad otra estandarizada, homogeneizada, despersonalizada, esa abstracción hecha dispositivo, formalmente vuelta tecnología y la cual reúne ciertos prototipos electrónicos, computacionales y digitales, efectivamente formas de hacer tangibles relaciones visibles entre imágenes y sonidos que en ninguna otra forma habíamos conocido allí afuera vueltas una objetificación otra, una coseidad fáctica, más que como les conocíamos en nuestro sistema perceptivo.


Las mismas están, sin embargo, vaciadas de toda autorepresentación desde si mismas para si mismas y por supuesto, carecen de autoconciencia. Es menester aquí enfatizar en el hecho de que sabemos que en el mundo anglosajón, en el teorizar sobre el media en inglés ponemos el énfasis, menos usual en otros lares, en el hecho de que se trata en última instancia de machines las cuales conforman artefactos objetificados en su coseidad, algo que entre otras cosas se debe a la preponderancia que adquiere, de un lado, la reproducción de la imagen de ese media, visto desde afuera como aparato, tanto en la publicidad con todo el efecto de hiperrealidad propio a esta, como debido a su sobreabundancia. Por un lado, como parafernalia en los mercados; formas año por anšo renovables de la tecnología, en que podemos ver como fenómeno visual las formas que adquieren esos dispositivos de la coseidad mediática en tanto simples artefactos en las tiendas, pero también debido a todo el cacharerio y la chatarrería que posteriormente ese desecho genera una vez más como fenómeno a la vez material y como coseidad visual.


Este énfasis en la coseidad objetificada del machine que pudiera, según la seducción publicitaria entenderse como una sujeción al media, ha generado, paradójicamente, todo lo contrario, la distancia de su objetificación y por lo mismo una relación si se quiere a la ves más hiperreal, pero también más desmistificada hacia su carácter de machine y su coseidad, a diferencia de culturas en las que la subjetividad permanece más imbuida por la cultura que ese media genera. De modo que sabemos y enfatizamos el hecho de que en el lugar de un receptor real, el cual por si mismo decodificaría recurriendo a un acerbo, una cultura y una conciencia, este autómata abstraído, en algunos medias este autómata robotizado, le ofrece al destinatario real, primero en tanto coseidad objetificada allí afuera, en tanto machine, una repetición frente suyo de imágenes que en otro modo más que en su propio principio perceptivo, no había visualizado allí afuera.


Algo que, esta repetición de principios que generan una imagen, vuelta una coseidad otra, en ese aparato, en ese computador, en ese laptop, en ese televisor, etc., y las imágenes que transmiten, llamamos, de hecho, y no por gusto, imágenes mediadas. Esta es la primera y más significativa razón por la cual, de hecho, les llamamos medias. Hacen así los medias el trabajo que haría el sistema decodificador de las personas, las lenguas y las culturas sin necesidad de mediaciones. En tanto sólo presentan a lo sumo su re-presentación no puede ser más que eso, una re-presentación, es decir, el volver a presentar de una presentación. Y esta es la razón por la cual los representantes del media no son sino re-presentantes, es decir, ellos no representan nada sino sólo al media mismo como presentantes, se presentan y presentan al media, presentan las presentaciones que el media re-presenta, vuelve a presentar, pero las cuales el media mismo no las puede representar.
Por eso en el media decimos que todo circula como en un envío, como en un lugar de transición, de paso, y de ahí su mediación y su mediatización. De ahí también la razón por la cual durante algún tiempo ensimismados en este principio mediatizador según el cual el media le hace el trabajo a la gente, la crítica del media estuvo enfocada en el hecho de que los medias adormecían a la gente, que estandarizaban sus percepciones y empobrecían sus representaciones, homogeneizándolas, que las idiotizaba, obviando así la capacidad de esa misma gente para escoger, para formarse una idea propia y crítica. Ahora bien, la simultaneidad del media tiene consecuencias significativas en la medida en que de un lado desdiacroniza el espacio social, en tanto espacio de las imágenes de lo social, (el concepto de diacronía representa una línea de puntos continuos que presenta una idea de sucesión lineal). El media mismo es la disyunción de toda idea de secuencia necesaria, o más precisamente, de necesidad en la secuencia, muestra no sólo que esa secuencia es reversible, se puede retroceder tantas veces como se quiere, como en el retroceder de un film mostrando su arbitrariedad, se puede repetir tantas veces como se quiera, se puede cambiar esa secuencia, se puede editar, corta aquí y pega allá, modificar, esto va con esto y aquello con aquello otro.


El media es, de hecho, la exacerbación del principio mismo de lo editable y de ahí su desmistificación y su desauratización mediática de la secuencia, así como su relación estrecha y directa con la retórica, es decir, con el lenguaje entendido como artilugio, como artífice. Si es una imagen no sólo repetible sino también mediada y si no tiene porque ser en esta o aquella forma, y podrá ser lo mismo en esta otra que en aquella otra forma, no es sino porque la secuencia no es necesaria y porque su artificio de lenguaje conoce sus formas, sus artimañas, su retórica, su seducción, su eficacia, si es una cuña publicitaria o un corto de publicidad, si es un spot de imágenes promocionales, o un programa en una programación, si es un film o un documental, etc.


Por eso decimos que el media, que se organiza en el mejor de los casos de acuerdo con una sociología de los gustos, del consumo y de las preferencias, de los horarios y de las edades, programación infantil, programación adulta, etc, es un aparato en los distintos sentidos de esta palabra, tanto porque lo es directamente, tenemos de hecho en la casa algún aparato físicamente que le representa, el televisor o la computadora personal, el laptop, etc, como por el aparatage que supone la forma retórica que le soporta como vaciada de toda inmanencia, entendida en su exponencialidad de seducción, en su poder encantatorio, y esta es la relación que tenemos con el media entre la retórica y el encantamiento del mundo que algunos hemos teorizado como una modalidad de la teatralidad de la forma, como en el teatro cabuki en el que vemos al muñeco y toda la forma como se crea la escena e incluso a quien le mueve y ofrece su voz, desauratización que funciona, claro, sólo si queremos ser encantados.


En su principio de no necesidad en la secuencia, de arbitrariedad de lo secuente, el media supone la desdiacronización de toda idea de continuidad que estaba implícita en nociones como las de hábitos y costumbres respecto a las tradiciones, razón por la cual decimos que mediatiza a la cultura misma. En el lugar de aquellos hábitos crea el hábito vaciado de ver al media, idiotiza a la gente, según decían sus críticas tiempo atrás. Se trata de imágenes las cuales el media las presenta y re-presenta tantas veces como quiere mostrando su desauratización, su carácter de imagen vaciada de su relación a una cultura, porque el media mismo es este vaciamiento, fenómeno que ocurre también con cualquier fenómeno de narratividad, en tanto el media y su mediatización de la cultura, y el media mismo como cultura, la cultura del media, desnarrativiza el espacio social, desmistifica las narrativas, las muestra en su artilugio, las devuelve a la simultaneidad del ahora y aquí de esa imagen toda vez repetible.


Sin embargo, esta desdiacronización mediática y mediatizada de las imágenes del espacio social, no supone en su lugar la idea de una sincronización la cual consistiría en sincronizar diferentes diacronías que serían ellas mismas simultáneas entre sí, por cuanto en su desdiacronización mediática de las imágenes del mundo social, las diacronías no pueden ya corresponderse todas ellas cada una según su propia secuencia unas a las otras por algún orden que sería, por ejemplo, de homología, de derivación o de subordinación, sino que antes bien se ofrecen a la idea de la heterogeneidad absoluta y total, es decir, total e infinitamente heterogéneo, por cuanto la heterogeneidad absoluta de la simultaneidad rebasa la idea de múltiples diacronías no coincidentes que no se corresponden ellas mismas a necesidades en la secuencia, y por lo mismo disyuntas, las mismas también son desincronizadas. Esta heterogeneidad absoluta, paradójicamente resulta más pacífica, convivencial, equilibrada y armónica que sus antepasados diacrónicos (lineales), sincrónicos (simultáneos acompasados) y acrónicos (crónicos acrónicos según el corte sincrónico).


En ella, la era de la heterogeneidad total, todo esta mediado y mediatizado, las diacronías, las sincronías y las ácronas han sido ellas mismas también mediatizadas en el artilugio de esa mediación mediada y mediática. El mundo ha sido transformado en una telecomunicación, los destinatarios de los lenguajes han sido transformados ellos mismos en dispositivos de transmisión los cuales por sí mismos median no ya representaciones sobre el mundo de las cosas, aunque también en tanto transmiten microrepresentaciones infinitesimalmente como diminutas narrativas, sino antes bien presentaciones en tanto media del principio mismo de lo que hace presencia en la presentación, media así el modo en que las imágenes se presentan, ofrece una presentación que el dispositivo hizo por si mismo según esa cosa allí afuera, ese aparato.
Sin embargo, no fueron propiamente la televisión o la radio las que pudieron hacer este trabajo de armonización pacífica de la heterogenización, porque para que esta nueva armonía pacífica actual fuera posible, fue necesario el principio de la fractalidad que esa heterogeneidad suponía se transformara ella misma, ese fractal, en un nuevo media, en una nueva tecnología de esa fractalidad devolviéndole a la gente la posibilidad de participar en esa comunicación. En la televisión el televidente era una entidad pasiva no sólo en tanto recibía un material estandarizado, homogeneizado y mediatizado, sino en tanto recibía un discurso masivamente codificado, porque en su desdiacronización y desincronización, aunque tenían consecuencias sobre las nociones de continuidad y secuencia, no podían ni la televisión ni la radio abrirse ellas mismas en tanto medias, tecnológicamente hablando, a la fractalidad y la mediatización desdiacronizadora que ellos suponían en el espacio social, a la nueva realidad, los nuevos espacios de vida y heterogeneidad en la comunicación que tenían lugar con estas refiguraciones.


Y es por este motivo que en el lugar de las antiguas continuidades y sus inmanentismos de lo necesario, como no pudieron ellos mismos, la televisión y la radio en tanto tecnologías, abrirse tecnológicamente a la heterogeneidad y fractalidad que suponían, se transformaron ambas en una cultura otra del media, de metarelatos, una forma otra de representaciones de totalidad, mediáticas, según lo que entendemos como representaciones colectivas, es decir, vaciadas claro, en el artificio y el artilugio de su retórica, se transformaron en nuevas metanarrativas y trataron de crear toda una metacultura mediatizada del media respecto a esa cultura misma que mediatizó en sus imágenes.
Toda su parafernalia terminó siendo una en torno a quienes son los dueños o propietarios de tales televisoras, canales o emisoras, de esas maquinarias de producción de simulacros de totalidad mediatizados. Así el internet en casa las 24 horas es el nuevo media pacífico y participativo de la era fractal, del fragmento y la metonimia, en la cual la disyunción heterogénea es rearmonizada en el principio natural y en el principio espiritual, en el lugar de los receptores otrora pasivos, estos nuevos se transforman en performadores interactivos y creativos, en el lugar de y en vez de representaciones de totalidad, el internet restablece y restituye la fractalización de la simultaneidad en la heterogeneidad devolviendo a cada quien su posición más humilde ante el mundo a la vez que volviéndole más creativo y participativo. Este supone las nuevas velocidades y las nuevas ultraceleraciones de los ritmos de la comunicación y la información que como nuevo media trae implícito, sobre todo las nuevas formas del nomadismo textual e informacional, en esa misma medida restablece la relación viva del media con la vida, de la tecnología con la vida y los ecosistemas ecológicos y en la misma medida con las tradiciones vivas en cierto modo reciclando y ofreciéndose como una nueva alternativa.


El internet se ofrece así como el media de la revitalización, no propone ni sincronizaciones ni totalidades vacías, sino rearmonizaciones fractalizadas restituyentes de la simultaneidad participante, ludricas y muy relacionadas al entretenimiento.Un entretenimiento, sin embargo, infinitamente más ilustrado y rico en sus posibilidades y potencial, tanto por el tipo de afectividad que supone a los modos de la relación, la conectividad ludrica e interactiva, como por la riqueza a la vez intelectual y visual que ofrece a sus usuarios. Es de hecho el usuario quien define por si mismo, entre la infinidad infinitesimalmente miniaturizada de opciones, cuáles son sus itinerarios y sus viajes, material visual y escrito que recorre, lee, disfruta, procesa o selecciona.


Supone así toda una nueva cultura ecológica de la ciudad y el habitad urbano en los grandes países altamente desarrollados, según mi propia experiencia individual viviendo en Houston desde 1997 hasta el 2002 con el internet en casa las 24 horas, así como supone también toda una nueva panóptica y una redistribución según otras cartografías de nuestras representaciones del saber. Las librerías mismas y las bibliotecas, para ser óptimas y eficaces para los clientes, tanto como para la reproducción y circulación de ese saber, reorganizan informática y cibernéticamente para el computador sus bases de datos según webs que las vuelven bibliotecas y librerías visitables y recorribles desde el internet, se vuelven así bibliotecas accesibles según webs y clicks, y en la misma medida las imágenes del saber implícitas en estos nuevos inventarios, a estos nuevos modos de clasificar propios de las velocidades de las comunicaciones, ofrece otras cartografías del conocimiento y el saber como abordable, recorrible, accesible para cualquiera, relacionándolo así a la cultura viva, como conocimientos que tienen que entrar a formar parte y no así como universos estancos.


El internet tiene así consecuencias positivas sobre nuestras representaciones no ya sólo de los nomadismos textuales que afectan positivamente a nuestros propios ensayos, papers académicos, comunicaciones por emails y textos, sino también de nuestras representaciones sobre lo que son la memoria e incluso de nuestros conceptos de archivo. De modo que los puntos simultáneos y sus líneas sobre el plano, otrora remitidos a los efectos de la televidencia, con el internet son todos ahora puntos creativos, cada uno de estos puntos que sobre el plano resultaban receptores de recepciones previamente mediatizadas como decodificadores masivos, se transformaron con el internet en nuevos performadores creativos generadores ellos mismos cada uno de una creatividad ludicra e interactiva.
Así, en el lugar en que la televisión y la radio dejaron una cultura sedentaria, el internet restablece una cultura productiva, todo el mundo tiene el internet en su casa, lo mismo uno como ensayista, literato y teórico, que lo tiene un ser urbano cualquiera que vive en plena ciudad, e incluso representantes de tradiciones vivas. Llego, de hecho, a todos los rincones, en la misma forma en que otrora lo hicieron la televisión y la radio. Además del modo en que restablece las relaciones directas entre las personas también crea nuevos modos de comunicación con todo, el ir de compras, el calendario de la semana en el trabajo, los lugares a donde ir en la ciudad, las actividades de las escuelas de nuestros hijos, el ir de mercado, el consumo, la disposición de libros, material intelectual, ensayos, coloquios, materiales sobre los temas en los que trabajas, etc. todo funcionando con alta eficiencia y a grandes velocidades. Cada quien según la literatura que le fascina o interesa, bien sea por motivos intelectuales o de entretenimiento, visita y consigue el material que requiere, y el mundo se vuelve en un universo disponible y ludicro. Acaba con el ocio y transforma a todo el mundo en productivo estableciendo una cultura ecológica de reciclage como forma creativa de vida, exponencia por lo mismo el talento y transforma la infinitesimalidad del punto en creatividad telecomunicada aquí y ahora a la vez y a altas velocidades, las totalidades no pueden ser sino sólo evocadas.


En este nuevo mundo el media no es ya aquel que media y mediatiza nuestras imágenes sino antes bien aquel que es remediado por nosotros en una suerte de nueva terapéutica globalizada.


El Fenoménico

I am still fascinated with proximity, impressive and sensorial proximity and probably for long time. While I am writing the current book, creating, composing it, I have at the same time in front of me a monitor in proximity, the one of my laptop and I can feel it as a quotidian phenomenic spectacle so enigmatique to my philosophical curiosity. When I touch digitally the letters I can see simultaneously, from the tactile and connective to the visual, the apparition on the tactile scrim of that dactylo graphemic suscitation word by word. A very simple phenomena in proximity. Feeling now through the materiality of the monitor glass, I can see how the digital coupunture brings to presence all that. My curiosity goes through, on the one hand, the volatilization of everything, ontos, matter, sensoriality, feeling, connection which seems to be poised by the delicatessen of that ultrasensual touching tactile scrimped, glassesned/unglassed, by the sense of that impressive word on the virtualized idea of the Microsoft word page.


On the other hand I seems to ask if such materiality has some spesures and how is it?, cumulated, pregnated, stratified, just digital?, tactile?, copunturated?, or even less, liquidized?, and to what principles of matter ontology should that sensoriality of untangibilized tangible coupure be remitted, to what other phenomenology?. My thinger is here touching a permanent point, a digital technologically miniature/virtualized concept of a mouse, a dot, through which, translating a variety of intentional hypothetical, imaginative and simulated impressive sensations over it, the tactility of the thinger impressive, I can obtain visually, the monitor cursor, the anticipated field of movement meeting at the glassed scrim virtualized page the grapheme of what I was a few second a go feeling as a field in my thinger skin.


Everything should be feeling by figuring it out as a field hypothetical stimulus. Nothing is happening between my thinger and that plastic point. I am just moving my thinger over the same surface all the time, something apparently monotonal, but it is at the same time anticipating a whole field of visual suscitation through the glass. Even, moving out of just the scrimp, which fascinated me still again a lot, (the tactility of that scrim), but as a 24 hours connected cibernaut who is traveling through the laptop-making clicks on a variety of Microsoft windows programs services, to every thing in comfort, typography, images, a whole trip through the internet within a incommensurable variety of webs, sites, spaces, windows, texts, images at terrific velocities of ephiciency and within a process that evolves a simultaneous alive process in which the digital impressive sensations of been writing and touching the plastic, simultaneously seems to appear through another surface, and materiality, glassened, while at the same time I am listening the sound of emails entrances, entering, to the inbox.


I am then clicking already, I close fast the window page, instead of letting it open, at the down margins of the scrim, which can be easily reactivated, to open other ones, my monitor become defined by virtual Hojaldras, everything is hojaldrated here, reading emails, sending somes, and I am now back to the document, revising a paragraph, lining it with colour easy and fast for revision, then inserting something and backs fors again, a few minutes, following a sound of advertising, now at the internet , letting my self go through navigation, immersed at the cyberspace, a chat at mid day and then back to writing.


Lejos de fenómeno entendido como la apariencia o la forma que se relaciona desde su afuera a una esencia dada, y lejos de fenómeno entendido como la forma que da o recibe como superficie a una esencia, un fenoménico otro cuya liviandad es a la ves dúctil, dinámica y móvil, ha proliferado y se ha extendido sobre el horizonte sensorial y perceptivo de la modernidad tecnológica. Si bien figurar la idea de un fenoménico sin superficie resultaría improbable, a todo fenoménico corresponde alguna superficie, no se trata con este, según sus aparenciales, o sus revestimientos, envolturas de forma, de apariencias que remitirían por si mismas a esencias respecto a las cuales el fenómeno vendría entonces a ser su manifestación superficial, la forma aparencial que definiríamos en si misma como esencial, la que si correspondería en su fenoménico a una esencia inmanifiesta, profunda, o deducible según relaciones que habrían establecido un orden de necesidad, o incluso de coincidencia entre las formas y sus sustratos, las apariencias y sus esencias, las formas y sus contenidos.
Antes bien, sería este un fenoménico desprovisto de sustratos, esencias o contenidos, ultra volatilizado, enteramente superficial, y sin embargo, de unos espesores otros, contiguos, diríamos en principio, para designar esa relación con lo que está a su lado, al lado, por los lados. Así, aunque un filosofar habría de corresponder a esas superficies, requerimos saber antes cómo, para que aquella idea de forma, que otrora asentíamos de cuanto considerábamos fenómeno para la percepción, tanto como para la deducción, se dejare considerar relacionada, bien se le dedujera por causación, el fenómeno como suscitación de una esencia dada, bien por necesidad, el fenómeno como apariencia de la forma, estábamos compelidos a asentir no sólo una relación entre una idea de sustrato o esencia y su fenómeno, sino incluso a suponerle a uno o unos fenómenos dados alguna relación de inmanencia que, aunque le fuere desconocida, le resultare suficiente.


En la apariencia, decíamos antes, subsistía aun la idea de un aparencial, es decir, no propiamente lo que aparentaba el ser o ser, sino la relación de revestimiento entre una forma y su remitencia, por acogida o envoltura, a alguna esencia. Los conceptos mismos de la ausencia y la nada, uno, la ausencia, se movía en torno a la presencia, es decir, era la ausencia como la imagen de la no presencia o de la ausencia de presencia, de apariencia, que era lo que se adjudicaba al fenómeno como manifestación de la esencia, su estatuto de presencia de la presencia, de apariencia y de forma, el otro, era la nada, como la nada de ser.


La imagen sensorial que podríamos disponer sería entonces para este fenoménico otro, la de traducciones intrasensoriales, lo táctil en lo visual o a la inversa, lo visual dado en ese táctil, hasta aquí en lo que a la multimedialidad que le suscita se refiere. Sin embargo, el asunto va bastante más lejos. Estamos frente al monitor percibiendo esa suscitación insólita según la cual nuestros tipeos dáctiles devienen grafemas sobre la página virtual tras el cristal, y más, percibiendo tras el cristal en la pantalla táctil, todas estas relaciones hojaldradas de simultaneidad entre páginas virtuales que se abren y se cierran, softweres dinámicos que se clikean y corren, ventanas que se abren y cierran, escrituras, textos, sonidos, y percibimos, visualmente, al preguntarnos por la coseidad de eso que vemos, cuál es su espesor propio?, cuál su tipo de materia?, cuál su grano?, el grano de esa tecnología?, en qué consiste ese efecto ingrávido de licuicidad, esa volatilidad cristalina en que pareciera como si en el corpóreo de unas formas, a las cuales sabemos corresponden ciertas materialidades, otros corpóreos, sensaciones y sentidos impresivos de coseidad, tomaren lugar?.


Es como ver pasar en la intrasensorialidad volatilizada de una forma, en nuestra impresión visual de su coseico, la impresión de otro coseico, de otros tipos de espesores que nunca le habríamos supuesto correspondiente a esa materia, como si su impresivo de sensación correspondiera a la coseidad de otra materialidad, todos los sentidos juntos, especie de efimeralización visible, como si lo que está frente a nosotros efimeralizara ante nuestros ojos en el mismo material que le mueve, le transporta, le procesa, le abre, le cierra, le hojaldra, le liquidiza. Es el cristal por la memoria virtualizada de el papel en esa impresividad de arribo de presencia, apareciente, en que a ese doc virtual, en su coseico y materialidad otra, corresponde una memoria de papel.


Es también, el otrora electrodo, hoy más allá de diesel, agua virtual, por el celuloide en la impresividad de presencia apareciente, de ingravidez pareciente de esa imagen en el Internet, que no apariencia esencia. No se trata, como decía, para ese careciente de presencia de esencia, o para ese inaparente, que no apariencia esencia, ni inmanifiesta o latente, ni como apariencia de presencia de esencia, ni de la ausencia en el lugar de la presencia, ni de la ausencia de presencia, ni de lo invisible, más bien, a la inversa, este parece el espectáculo de la sobreabundancia de presencia, de la sobreabundancia de visibilidad, tanta presencia y tan a la ves sobreabundando los sentidos más allá de toda idea de hiperealidad, y de sus saturaciones sobreimpregnadas.


Estas son las tecnologías de los nuevos volátiles, de las nuevas velocidades de aparición, de pariencia, de parecencia, de las nuevas apariciones de presencias in presentes virtualmente presentes, en que sobreabundan ambas la sensación y la percepción. Este parece otro tecnosenso que se ha movido de la computadora a los cuerpos y cuya lingüística sólo puede ser una de lo que ha sobreabundado incluso a nuestras actuales velocidades de moda. Fenoménico este que correspondería a suscitaciones sensoriales más allá de hipertexto, si bien le habría requerido, según podemos percibirle ahora como vestigios respecto a su otrora en una actual y moderna memoria virtualizada. Sería, de hecho, el corpóreo que retendría la memoria visual que habría persistido virtualizada, es decir, desprovista de sustancia y por lo mismo reabsorbidas por la tecnología hacia lo que serían las nuevas copulaciones de esos corporales, de esas copulaciones vegetarianas.
Hemos de asentir esto en la pregunta perceptivo-sensorial por la más diminuta forma de ese corpóreo, impresivamente efimeralizado, efimeral, sobre esa imagen, en el virtual que podemos percibirle a esa forma creada en el ordenador computarizado, pero también a la más simple presencia, a eso que queremos suponer como la materialidad que podemos suponerle a ese espesor. Este fenoménico más bien adquiere una inusitada ligereza, una impresión de flexibilidad y ductilidad, de fluidez y laxidad, de plasticidad incluso, antes no conocida para fenoménico alguno. Un tipo de corpóreo este que corresponde a un intrasensorial tactilo-perceptivo en que una sensación parece moverse en el corpóreo de la otra, la memoria visual en que esa imagen corre, en su materialidad casi efímera a cada abrirse o cerrarse, desplegarse y, sin embargo, intensamente corpórea, de una intensidad corpórea otra.

Y ahora estamos hojaldrados, que significa esto para nosotros?, si la hojaldra no se corresponde ya a los planos continuos?, qué supone para nosotros esta forma otra de hojaldramiento, qué es la hojaldra?, cómo es que podemos hojaldrarnos tanto y en tantas formas?, si lo pueden hacer ya nuestros textos y nuestras páginas, estas páginas virtuales, hojaldrarse ellas mismas tantas veces sobre y alrededor de si mismas, y a la ves sobre una misma serie de planos que se diluyen unos en otros, que se hojaldran entre si, en tantas formas, unos por sobre los otros, en esa movilidad, podríamos quedar nosotros exentos a la hojaldra?. O deberíamos nosotros también preguntar por nosotros mismos según la hojaldra?, no lo hicimos acaso según otras tantas figuras antes, porqué habríamos de no hacerlo respecto a la hojaldra?, si estamos en todo hojaldrados?, preguntemos sobre este hojaldramiento, la filosofía de la hojaldra, del hojaldre, de lo hojaldrado, y de nosotros mismos según la hojaldra.


Qué supone la hojaldra para todo, la disposición y la consecución, la sucesión y la simultaneidad, el plano y la complexión, el retomar y el volver sobre, el moverse entre y según, el de acuerdo a y el respecto a, el ir y el traer, el merodeo y el retorno, la diambulación y el sondeo, el juego?, qué sería lo total y enteramente hojaldrado que se mueve sólo según y en hojaldras?, qué es del texto?, qué de la percepción?, qué de la relación entre la voluntad y la sensorialidad?, qué de lo que vamos trayendo y lo que vamos dejando aparecer, de lo que vamos llevando y lo que vamos dejando para retomar?, qué de lo que vamos llevando según la voluntad, y lo que se va presentando según una suscitación otra?, que no esperábamos, y que ha sobrevenido, sobre esas páginas virtuales?.


Qué de las sensaciones hojaldradas respecto a todo esto?, los documentos, este doc, la escritura, esta página virtual, visual?, qué de aquellos sucedáneos, qué de las sensorialidades respecto a todo?. La hojaldra viene y va, se abre sobre sí misma y se cierra a grandes velocidades, se pliega y se despliega, abrimos un recuadro y otros se han abierto a su ves unos sobre otros para mantenerse accesibles unos desde otros simultáneos, visitables, recorribles o por simple redundancia, como cuando tenemos que cerrar aquellos, siempre unos al lado de los otros, unos sucedáneos a los otros, en relaciones que ya no corresponden propiamente ni a un montaje, ni a un collage, estos más bien se disuelven unos en otros, disolvencias, difuminaciones, la superposición y la yuxtaposición no le son más que un instante el cual también pasa al orden de unas disoluciones.


Nada es fijo en la hojaldra, por un instante vienen unos al primer plano, se abren, pero no ya como o según la forma de un adentro que en su mismidad, en su coseidad, en su sustancia o en su universo, serían abiertos por otra forma o según una exterioridad otra que le abre, como cuando decimos abrir un libro, una ventana, una puerta, donde las relaciones entre un espacio y otro, un plano y otro, delinean y separan un acá respecto a un allá, un este lado, respecto a aquel otro. En el hojaldramiento estas formas de lo que se abre se abren sobre su propia superficie, el click sobre el software, el recuadro virtual o el Internet, desenvuelve un campo en el que un plano se abre a otro, una superficie de grafía y grafema se abre a otra, suscita otra, según traemos al plano de lectura, se abren en la misma forma en que van dejando de ser una cosa, una forma, para devenir otra, en que van dejando de serle a una forma una, para devenir en otra según en el movimiento de lo que deja de ser para devenir, lingüística del mutantes, se dan unas disoluciones.


Estos son no sólo cientos de planos que se abren unos por sobre otros como en una sucesión dinámica de ligeras hojarascas, sino también como una forma en el moción que se diluye en otra, en el demo virtual, que vemos también en el refrescador de pantalla, cuando esa forma muta infinidad de veces ante nosotros, se da vueltas, se difumina, retorna en otro modo, sobre el cual vuelve a reaparecer cambiada, según otros dinamismos, como en el moción en una sala de edición en sonidos e imagen, unos sonidos que llegan y se van, se aproximan y se alejan disolviéndose y fusionándose unos en otros, que se definen así por momentos, pero se diluyen luego en otros sonidos, y las formas en otras formas, o será acaso que se diluyen en ellas mismas según una nueva forma?, mutan, sin dudas.


Pero la hojaldra supone bastante más que una forma de moción, aunque la supone, bastante más que una forma de los efectos especiales, aunque los supone, más que una forma de las realidades virtuales en el sofwere dinámico de aprendizaje o juego, que el Aimac y el holograma, aunque estas la requieren. La hojaldra estaba y persistía en la disolvencia dinámica de formas, colores, planos y sonidos en el computador, en la música, pero su alcance se mueve bastante más allá de todas ellas.


No se corresponde este fenoménico necesariamente con el movimiento que desenvuelve una forma o un cuerpo cuya mismidad sería delineable sobre algún fondo o su contexto, ella supone esa movilidad otra según la cual lo que muta deviene y lo que deviene muta, esta vivo. La hojaldra supone esta idea otra de coseidad, una en la que definimos a la materia misma la coseidad que correspondería a una desmaterialización de esos materiales los cuales aunque continúan siendo materiales adquieren otra coseidad, y las formas en que ese otro corporal recibe y se acoge, suponen una virtualidad cuya forma de lo que acontece es la transubstanciación, los modos en que unas formas mutan a través de ellas mismas en relaciones en que se dan unas a otras, entre unas y otras, en que se dan de sí.


El tiempo de este fenoménico es el iner time, especie de tiempo suspendido u orbita cuyas imágenes parecen provistas de un éter, ese modo peculiar de presencia de la imagen, el eter que es la apariencia inmóvil de una permanencia de presencia orbital, movilidad otra que lo trae a nosotros, que lo hace aparecer, y que, sin embargo, nos llega inmóvil, inanimado, será un orbitante?, es una abstracción de forma, sin dudas, no un ser, pero esta abstracción de forma, supone una abstracción de relación, en este tiempo de lo que se presenta apareciente en su iner time, sólo nos corresponde la ludricidad como forma de relación, la afectividad como la forma de relación que corresponde a esa ludricidad.
La materia de este fenoménico es la materia fractal, una forma de materialidad que ha sido devuelta a la relación de la permanencia de materia con el tiempo inerte, es decir, que es relación entre materia y tiempo, si bien decimos fractal para aludir el que haya sido más que fragmentada, fractalizada su fragmentariedad, más allá del fragmento, vuelta a su aleatorio, a su aleatorial físico y temporal, visual y coseico, esa lógica formal, cibernética, según la cual, la matemática de la materia, implementada en tecnología computacional y computarizada, sistemas otrora binarios, restableció la relación de la materia al tiempo, conciliación esta entre una constancia de materia y de presencia de materia y una variación de tiempo. Materia fractal es fractalización de la relación entre presencia de materia, de coseidad, y aleatoriedad de computo y tiempo.


Relación, sin embargo, en la que fractalizada en esos aleatorios, materia vuelve a su tiempo inerte, a su inertime. Sabemos bien que no puede haber maldad alguna en el iner, dado que si asintiéramos maldad alguna en el iner, el tiempo inerte, tendríamos que asentirla también para el tiempo inerte que define la relación de la tierra respecto al sol, y de los planetas entre si, el iner como forma del tiempo orbital, de hecho, como tiempo inerte, supone una relación de presencia, es decir, de permanencia de orbita según la cual es posible la armonía. En esta relación de la materia al tiempo, entre una constancia de materia y presencia de materia y una fractalización de la relación entre presencia de materia y aleatoriedad de computo y tiempo, la apariencia de presencia se modifica, esta se relaciona siempre a lo que en esa forma sugiere una relación entre la presencia y su tiempo, su tiempo de presencia, su forma es ella misma permaneciente, permanece, efecto de relación a una memoria de materia, según la cual, aunque remanece aquí y ahora en su permanencia, lo hace según su relación a esa memoria de materia.


A esta remanencia de materia corresponde un movimiento simultáneo de afirmación en la presencia, su materia tangible, coseica, esta ahí, presente permanente, pero esta ahí como si lo estuviera en una sola presencia varias veces, especie de vibración de la imagen. Cuando permanece constante, parece una forma de repetición de presencia, se trata de una redundancia de memoria en la presencia, no de una multiplicidad de presencia en una sola forma, materia o imagen, su unicidad es visible, pero su visualidad de imagen presente frente a nosotros se actualiza en una memoria virtual. No se trata por lo mismo ni de la nada en el lugar de nada, ni de la ausencia en el lugar de algo o alguien, sino antes bien de la entera automatización de cualesquiera movimientos, velocidades, dinámicas y termodinámicas, requiriendo representarnos algo que trae consigo oscilaciones y ritmos propios los cuales sin embargo no se corresponden a lo uno versus lo múltiple, binarismo que requería la relación entre una mismidad y una multiplicidad, sino con aquello que ha sido desprovisto de relación a lo mismo, e incluso a la mismidad de lo mismo, de relación por lo tanto a apariencia alguna. Más bien en su contrario, este seria en extremo real, hiperreal incluso, tan absoluto en su presencia que sería incluso la sobreimpresión de lo presente, lo opuesto a un fantasma aparente inexistente, apareciente inexistente.

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